Esta semana ha sido de las duras, de las de
trabajar 50 horas y correr de un lado para otro. Y en medio, la entrada del
verano en todo su esplendor (30º a la
sombra…), lo cual me lleva a retomar mis tres o cuatro duchas diarias para
intentar quitarme este calor pegajoso de encima. Pero si esto no era bastante
se han juntado dos ‘hechos’ muy similares de esos que me dejan siempre
perpleja; no por su extraña coincidencia temporal, sino por su propia
naturaleza.
El primero fue a principios de semana. Por
casualidad, en plena calle, me encontré con una chica que había conocido cuando
llegue a l’Urbe, una alemana muy simpática que estaba haciendo una experiencia
de voluntariado por aquel entonces. Al poco tiempo de irse de la ciudad le
mande un mail para saber que tal le iba, y nunca contestó. Ese día nos
saludamos con sorpresa y poco más, pero lo impactante es que al día siguiente
me llamó para tomar algo y hablar. Yo me pregunto: si en su día no quiso
mantener el contacto conmigo, ¿qué narices le interesa ahora lo que hago o dejo
de hacer? Y lo que me alucina más es que ella tuvo que pedir a un conocido
mutuo mi número de teléfono, ¿tantas molestias por alguien que en su día no
‘mereció’ un mail?
El segundo fue a finales de semana, aunque se
venía venir desde hace dos. Cuando llegué aquí estuve viviendo con una chica
española, pero la verdad es que no nos llegamos a hacer ‘amigas’ como tal
porque no congeniábamos; una pena, pero así fue. Cuando ella volvió a España
nunca me escribió. La mandé un mail para saludarla después de varios meses, por
pura educación más que nada; y no me contestó. Hace un par de semanas me mandó
un mensaje para decirme que venía a pasar el verano, al cual yo sí conteste
para decirle que me parecía bien, y punto. Pensaba que lo había hecho por
educación, pero, ¡sorpresa!, el otro día me llamó para quedar. Vamos a ver, dos
años sin interesarse por mí y ahora, que casualmente está en una ciudad que no
conoce a nadie, quiere retomar el contacto.
Tal vez sea una malpensada, pero veo ciertos
intereses en sus invitaciones; así que no voy a quedar con ninguna de las dos.
No creo que tengan intención de ser mis amigas y no me gusta que me usen para
pasar el tiempo cuando no hay nada más que hacer.
Sinceramente a mí no se me pasaría por la
cabeza hacer algo así. Si alguien me interesa, trato de mantener el contacto;
si no, no. Yo sí tengo cosas mejores que hacer, aunque sea sola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario