Sucede que me gusta mucho viajar y desde que
vivo aquí apenas lo hago. Las vacaciones las invierto siempre en ir a Nunca
Jamás, y, a parte de eso, sólo he hecho un par de escapadas de fin de semana.
Como esto tenía que cambiar, acabo de hacer un viaje de tres semanas por los
Países Bálticos (enorme sonrisa en mi cara).
Una de las cosas chulas de viajar es contarlo.
No para tirarse el moco, sino para compartir lo que se ha vivido.
Evidentemente, no a todo el mundo le interesan estas historietas, por lo que tengo
claro a quien dar la tabarra con este tema y a quien no.
Sin embargo, he decidido escribir aquí sobre
mi viaje de estas vacaciones por varias razones. La primera y principal que esto
es un blog, y más concretamente mi blog, y no tiene una temática particular
sino que más bien cuento lo que me apetece cuando tengo ganas. La segunda es
que tal vez a alguien en el total ciberespacio le pueda ayudar o interesar. La
tercera es que ha sido un viaje fantástico y quiero dejar constancia escrita.
La cuarta, que quiero actualizar y no se me ocurre nada mejor.
Voy a empezar ahora por “las cosas prácticas”
y ya otro rato me meto con la faena gorda, que seguramente dividiré en varios
post para no alargarme mucho, ya veremos.
Elegí este destino porque mi compañera de piso
es lituana y tenía curiosidad por saber cómo es el lugar del que viene después
de hablar infinidad de veces sobre las diferencias entre España, Lituania e
Italia. Aprovechando que ella pasaba sus vacaciones “en casa”, surgió la idea
de ir a verla y, ya de paso, recorrer los países vecinos.
Mi compañero de viaje era inmejorable: el
cuidador de Cúrcuma que me espera incondicionalmente. Aunque él no lo crea es
un gran viajero, porque no se queja nunca y se adapta siempre.
Para preparar el itinerario use mis recursos
habituales: la Lonely Planet
y un buen puñado de blogs que encontré con poco esfuerzo. Me gusta leer las
entradas de viajes en blogs personales porque me parecen experiencias reales y
sinceras, de primera mano.
La ruta fue: Vilnius – Klaipeda – Liepaja –
Kuldiga – Riga – Parnu – Tallin – Helsinki.
El vuelo de ida lo hicimos con Ryanair
haciendo escala en Milán, era la opción más barata con diferencia. El de
vuelta, con Norweian. Como buscador de vuelos recomiendo Skycanner porque te
permite usar como referencia, además de las ciudades, los países.
Nos movimos siempre con transporte público
(encontré todos los horarios de trenes y autobuses en Internet sin problemas),
lo cual es una limitación, pero alquilar un coche era demasiado caro.
Respecto a los alojamientos, reservé sobre
todo en Booking, y también revisé Hostelworld y Only Apartmets. Aunque esto
resta libertad, me parece la mejor opción para ahorrar y tener una preocupación
menos durante el viaje. Hemos alquilado muchos apartamentos porque el precio es
similar al de los hoteles pero tienen ventajas como poder cocinar o poner la
lavadora, que me parecen fundamentales. Generalmente hacemos sólo una comida
“de restaurante” al día, y lo demás a lo “Juan Palomo”.
El presupuesto, no os voy a engañar, ha sido
alto, al fin y al cabo han sido tres semanas. Esta claro que se podría recortar
eligiendo habitaciones comunes en albergues, pero en este caso queríamos
intimidad; o tirando más de supermercado, pero queríamos darnos estos pequeños
placeres.
Continuará…
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