29/2/16

El día que no se repetirá hasta dentro de 4 años

29 de febrero, un día como cualquier otro: me levanto a la misma hora que los demás lunes, desayuno prácticamente lo mismo y voy a trabajar. Pero aun así, tenía ganas de escribir algo; de dejar huella aquí precisamente hoy, porque no deja de ser un día que no volveremos a vivir hasta dentro de cuatro años, ¿o sí? En realidad el calendario no es sino otro intento humano de controlar la naturaleza. Además, es el día en que viene a mi cabeza la misma estúpida pregunta: ¿los bisiestos celebran su cumpleaños sólo cada cuatro años?

En cualquier caso, febrero ha sido un mes intenso en muchos sentidos: comenzamos confirmando la vuelta para el gran final que se merecían las Gilmore Girls, y como buena 'fanfatal' ya he empezado con el revisionado que tenía planeado y ahora necesito mi dosis en vena diaria de algodón de azúcar y Stars Hollow. Es curioso que, lejos de cansarme de ella, la redescubro de una forma bastante diferente, seguramente porque actualmente me acerco más en edad a Lorelai que a Rory... Pero la estoy disfrutando incluso más y enamorándome de muchos de sus secundarios que en el pasado me pasaron algo inadvertidos.
Lo que me tiene un poco mosca es que, al parecer, uno de los exnovios de Rory no va a aparecer...  Espero que no sea Jess, porque yo soy de Jess de toda la vida, aunque fuese 'casi' el típico malote, y de hecho entra en mi imaginario del final perfecto. Bueno, en realidad, estoy casi segura que será Logan porque se rumorea algo del caché, y ya sabemos que Cary Agos tiene unos honorarios muy altos...
Esto nos lleva irremediablemente al segundo notición seriefilo del mes: se acaba The good wife. ¿Qué será de nosotros sin los trajes de chaqueta, las escenas de ascensor, sin Eli ni Diane, las copas al salir del tribunal, los malos entendidos y los egos desmedidos, sin "Objection, your Honor"? La verdad que soy incapaz de imaginar un final ahora mismo, pero esta serie siempre me sorprende, y no creo que esta vez sea menos.
Aprovecho para hacer un llamamiento: ya que estamos en pleno revival de muchas series, ¿puede alguien por favor sacar unos cuantos dolares de su abultada cartera y poner en marcha Carnivàle? Gracias por adelantado.

Además, en febrero se fueron dos grandes escritores, y lo hicieron el mismo día. Umberto Eco, del cual sólo he leído una novela y me dejó exhausta, pero seguro que algún día caerá otra, y volveré a sufrir con gusto. Pero sí leí muchos de sus artículos de opinión que publicaba en una revista semanal italiana, y lo siguió haciendo hasta dos semanas antes de su muerte.
También se fue Harper Lee, la eterna escritora de un sólo éxito (y qué exito tan merecido), que en el final de sus días "decidió" abrir el cajón de los recuerdos de juventud. Leí Matar a un ruiseñor hace unos años y sin duda es una gran novela, pero sigo sin leer Ve y pon un centiela porque temo que me estropee el cuento de hadas.

Me fascina la idea del escritor de un único libro, de una historia que marca un época, y del silencio que viene después. Aunque me parece que es bastante complicado de encontrar, porque muchos de los autores que suelen nombrarse puede que sólo hayan escrito una novela, pero en su mayoría han continuado escribiendo ensayos o relatos. Creo que mi fascinación por este fenómeno viene casi directamente del personaje de Jep Gambardella, el autor de un único gran éxito que protagoniza la obra maestra que es La grande bellezza de Sorrentino.

No voy a hablar de cine ahora porque eso me llevaría a hablar de los Óscar y paso de hacerlo porque cada vez me parecen más despropósito: creo que dan los premios sacando una bolita del bombo del telecupón de Carmen Sevilla. Claro que no todos, porque los hay tan obvios que ya sería la monda, pero aún así... 

Remato esta vomitona de pensamientos en los que me centro para evitar dedicar un sólo segundo de mi vida al circo polítco y el estado de la nación de la pandereta, con una frase que me ha hecho reír y me ha indignado a partes iguales, lo cual sólo es posible cuando oyes tonterías tales que no puedes sino carcajarte. Básicamente un señor con alzacuellos en su interminable homilia de exequias, nos ha instado a todos los asistentes a esperar la última hora con alegría, casi con la impaciencia de un niño que aguarda los regalos la noche de 5 de enero, pues es el momento de encuentro con Dios. ¿A alguien le parece esto normal? Lo que ya lo eleva a festival del humor es el ensalzamiento del voto de castidad, la actitud de recogimiento, el silencio y la espiritualidad. Pensándolo bien, lógico que con una vida así, uno espere la muerte ya que seguramente será lo único interesante que le vaya a pasar.

Y para acabar este 29 de febrero por todo lo alto, qué mejor que unos gatetes. Hasta dentro de 4 años.

9/2/16

Cine de enero

Sin duda alguna esta es una de las mejores épocas para ir al cine por la cantidad de estrenos interesantes que se producen a la sombra de los Premios Óscar. Quería ver muchos de esos estrenos, pero no he sacado tiempo suficiente, así que espero poder hacer en febrero.
Por otro lado, en enero hay un pequeño festival cultural en Nunca Jamás, que siempre trae películas europeas muy interesantes. Y además están los Premios Goya, por lo que también hay algunos estrenos españoles dignos de ver.
Resumiendo, películas que he disfrutado en enero:

  
45 años, de Andrew Haigh (Gran Bretaña, 2015), protagonizada por una impresionante Charlote Rampling y un a mi juicio más comedido Tom Courtenay. Es una película bastante lenta, en la cual parece que no pasa nada. Pero la sutileza de los acontecimientos, el peso de los silencios, la sombra de los fantasmas del pasado y la inseguridad sobre la propia vida explotan de una forma aparentemente inesperada, aunque en realidad sea sólo el lógico final para esa situación.
Es de ese tipo de películas que mientras las veo no las disfruto especialmente, pero cuando reflexiono sobre ellas y las digiero me dejan un buen poso.



Mustang, de Demiz Gamze Ergüven (Francia y Turquía, 2015), cuenta la historia de 5 hermanas que viven en un pequeño pueblo turco con su abuela y su tío. Al principio, la vida parece sencilla y normal para ellas, pero la mirada del mundo adulto sobre sus actos inocentes las llevan a la represión y la reclusión.
Es una película tierna y divertida, pero el grueso lo conforman una reivindicación de los derechos de las mujeres y el profundo deseo de libertad en la elección de la propia vida, en la construcción de un destino.
Así que, película recomendadísima. Además este fin de semana se ha llevado un Goya, uno de los pocos con los que estoy de acuerdo.


Preciuos, de Lee Daniels (Estados Unidos, 2009), protagonizada por Gabourey Sibide; es un drama en toda regla, por no decir un dramón. La película hace que de verdad se te encoja el corazón, me generó muchísima angustia y desesperanza. Pero es que así es la vida de Preciuos: llena de graves problemas que parecen no tener solución. Y lo más increíble es que en ningún momento parece exagerada en todos los abusos, las injusticias, la degradación, el desprecio y el dolor que refleja; no cae en los estereotipos y todo es tan real que asusta.
No sé qué más decir de ella, porque me sigue dando un vuelco el estómago, pero creo que es una película imprescindible.


 La novia, de Paula Ortiz (España, 2015), protagonizada por Inma Cuesta, Asier Etxeandía y Álex García. Un ejercicio estético sublime, mágnifico, impresionante. La fotografía, los planos, la luz, el ritmo... Todo lo visual me enamoró por completo. Pero también tiene unas actuaciones que quitarse el sombrero, empezando por los protagonistas, los novios, y siguiendo con todo el reparto; eso sí Ález García me dejó más bien fría. Y luego está el símbolo, y el verso; ambas cosas perfectamente traídas al momento presente; y eso que yo ni he leído Bodas de Sangre ni conozco mucho la obra de Lorca; pero esta película lo pone fácil, y eso se agradece.
La han criticado por falta de profundida, por quedarse en una belleza superficial; pero donde otros ven defectos yo veo virtudes porque aunque me entró por lo ojos ahora tengo unas ganas de leer a Lorca
que nunca antes había tenído.
 
 
La chica danesa, de Tom Hooper (Estados Unidos, 2015), protagonizada por Eddie Redmaine y Alicia Vikander, me decepcionó un poco Yo esperaba enamorarme perdidamente de esta historiaa, pero no fue así. A mi juicio le falta chispa a la trama; y por otro lado le sobra mucha de la compasión y la fidelidad de la relación. Me gustó mucho más el personaje de Gerda que el de Einar-Lily, empaticé mucho más con ella, a pesar de que, como he dicho, se pasa de tonta... No la recomiendo para pagar una entrada de cine, pero igual para el domingo de sofá-manta-peli  puede estar bien

4/2/16

Enero en libros

El 2016 ha empezado mal en cuanto a lecturas se refiere. He leído muy poco, entre otras cosas porque creo que a mis días les falta alguna hora, o se me pierden, se me caen por los agujeros de los bolsillo, o me las olvido en la parada del autobús, o me las roban los hombres grises... Y además, una de las dos lecturas que he hecho, muy poco satisfactoria, por no decir una gran decepción.







Hijos de los 80: La generación burbuja de Alex Saló es un pequeño comic que cuenta con mucha gracia cosas de nuestra infancia, adolescencia, juventud y casi madurez (digo casi madurez porque los que nacimos en la década de los 80 no sé si llegaremos a ser adultos como tal). Se lee muy, muy rápido; y te hace soltar más de una carcajada y sobre todo aquello de "yo también lo veía/hacía", "a mí también me paso". Así que se pasa un rato entretenido.
De este autor también he leído Españistán: Este país se va a la mierda, y me gustó, así que seguramente tarde o temprano caigan también sus otras dos novelas gráficas.


 





La huella de un beso de Daniel Glattauer, que ya lo había enseñado por aquí cuando llegó a mis manos y cuando empecé a leerlo. No me ha gustado nada, pero nada de nada. Se trata de otra historia de amor, pero sin pies ni cabeza, un absurdo continuo. Y aunque me ha costado un triunfo, lo he terminado porque tenía la esperanza de que al final pasase algo que me robase el corazón. Pero no, de hecho el final es el mayor de los despropósitos.
Además, para remater la jugada, lo leí en italiano y me resultó bastante complicado porque el autor utiliza frases muy largas, con muchas subordinadas,  y había veces que perdía el hilo y tenía que volver a empezar...
En fin, tengo otro libro del autor que compré en una feria de libros antiguos y de ocasión, Siempre tuyo, y seguramente sea la prueba de fuero para seguir con este autor o cortar con él definitivamente.