"El lector promiscuo: empieza un libro y no
duda en abandonarlo por otro. Así es su dieta lectora. No puede evitarlo. Le
gusta demasiado leer y no sabe decir que no.
El lector cascarrabias: voraz a la par que
exigente. Nunca deja un libro a la mitad aunque no le guste nada y opine que el
autor no sabe juntar dos frases seguidas con sentido. Suele lanzar el libro
contra la pared.
El lector cronológico: lento y constante. Se
compra un libro, lo lee y vuelve a la librería a por otro. Es la antítesis del
lector promiscuo. Sólo abandona un libro sin terminar de leerlo si tiene una
razón de peso y ni con esas se libra de los remordimientos de conciencia.
El lector aniquilador: siente pasión por los
libros, los lleva a todas partes y, por eso, toda su biblioteca está formada
por libros con las hojas sueltas, las cubiertas rotas y las páginas
amarillentes. Quiere tanto a sus libros que ni se da cuenta de que les hace
daño.
El lector ocupado I: amante de los libros, entra a una
librería y no puede evitar comprar varios ejemplares. Luego llega a casa y los
coloca en una estantería o en la mesita de noche como si fueran una obra de
arte. Pero está muy ocupado y tarda meses, años incluso, en abrir los libros y
leerlos. Cuando lo hace, lamenta haber tardado tanto en leer esa maravillosa
pieza literaria.
El lector ocupado II: no le gusta leer,
compra los libros para presumir.
El librófilo: más que leer, le gustan los libros. Los
viejos, por su olor, sus arrugas y sus páginas amarillentas, y los nuevos, por
su olor, su frescura y su disponibilidad.
El anti-lector: nunca lee libros porque son demasiado
largos.
El espíritu libre: dícese de un adulto que lee literatura
para jóvenes o de un niño que lee libros para adultos. Antaño esto era causa de
sonrojo, pero ya no. La sociedad ha aceptado a estos espíritus libres que nunca
han hecho caso de las estrictas categorías del mercado editorial.
El multi-tarea: lee varios libros a la vez, confunde
tramas y personajes, pero siempre los termina.
El lector somnoliento: sólo tiene tiempo de
leer cuando acaba el día, en la cama. Está comodísimo y el libro es fantástico,
pero no consigue mantener los ojos abiertos y se despierta a las tres de la
mañana para cerrar el libro y apagar la luz."
Papeles Perdidos, 03/09/2012
The Atlantic, 29/09/2012
Fotografía: Andre Kertesz
(Me identifico con el cronológico, el aniquilador, el librófilo y el espíritu libre).
Me ha requetencantado el texto :D A ver yo...
ResponderEliminar- Soy una mezcla entre lector cascarrabias y cronológico. A veces he acabado libros que he considerado ultrainfumables. No me gusta nada abandonarlos, aunque lo he hecho alguna vez, pero con una culpabilidad tremenda.
- Fui una lectora ocupada otrora, ahora sí tengo tiempo -lo busco- para leer. Eso me ha convertido, principalmente, en una lectora cuasi-somnolienta. Más que nada porque, en vez de dormirme leyendo, a veces tengo que dejar de leer para dormirme. Anoche, sin ir más lejos, se me hizo una hora intempestiva leyendo xD
- También soy librófila, me encantan los libros bonitos. O raros. O antiguos. Y he sido siempre un poco espíritu libre. De pequeña leía libros de mayores, y de mayor leo libros infantiles o juveniles. El mundo al revés. :)
Muak! :D
¡Buena mezcla!
Eliminar;)