25/5/14

Sábado

Ayer fue un día extraño.
Me desperté pronto y fui al gimnasio. Estos dos hechos son totalmente incompatibles con mi religión de los sábados, pero es lo que hice. No sé por qué mi reloj biológico me impidió dormir hasta mediodía como suelo hacer, y no sé por qué tenía sentimiento de culpa por haberme saltado la rutina del viernes (y también por haber cenado una lasaña al pesto rica, rica).
 
Cuando volví a casa me puse a cocinar. Otro incongruencia: los sábados son mi día libre de cocinar, pero hice un wok de verduras y una merluza a la plancha.
Después de comer, en vez de tirarme en el sofá a ver la un película, que es mi actividad favorita de la sobremesa; me puse a leer, ¡y no me entró sueño!

Por la tarde salí prontito de casa en busca de un vestido. Tengo una boda el 20 de junio y todavía no había mirado nada, me daba pereza. Pero me puse a echar cuentas y entre una cosa y otra era el único día que tenía libre para ir. Si no encontraba nada, tendría que seguir buscando entre semana después de trabajar, y lo odio porque estoy cansada y no me apetece probarme la ropa. En fin, fui a una tienda, me probé tropecientos vestidos muy bonitos y que en su mayor parte me quedaban bien y elegí uno absolutamente maravilloso para el que, además, voy a poder usar los complementos que llevé a otra boda. Sólo tuve que invertir una hora de mi tiempo. Raro, raro, raro: normalmente no encuentro nada que me guste y cuando lo hago me queda fatal (para la última boda estuve buscando más de un mes...).

Como había terminado tan pronto, fui a hacer la compra, cosa que no suelo hacer porque los sábados el supermercado está lleno y es un rollo, así que yo empiezo la semana con la nevera vacía. Había un montón de gente, sí; pero increíblemente cuando fui a la caja estaba desierta y no tuve que hacer cola.
Por la noche quedé con unas amigas para ver el fútbol. Yo odio el fútbol, no me gusta nada, nunca lo veo. De hecho en mi casa se ve muy poco, sólo cuando juega el Atlético algún partido importante, porque Novio es colchonero, aunque muy moderado. Pero yo no lo veo. (Y ayer Novio, que es así de raro, decidió irse al monte con los colegas y si eso escuchar el partido por la radio). Así que, por primera vez en mi vida, fui anfitriona en una cena futbolera.

3 comentarios:

  1. Pues contando con lo atípico del día parece que no estuvo mal, ¿verdad?

    Muá!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada mal, de hecho. Aunque puestos a pedir si en vez de fútbol hubiesemos visto una peli o jugado una partida de algún juego de mesa... ;)

      Eliminar
  2. Esta clase de días son de lo mejor.
    ¡A ver si a mí me toca uno prontito!

    ResponderEliminar