A
ver quien es el guapo que analiza esto:
“Me despierto en una habitación grande, toda
de madera, en una cómoda cama situada al lado de un gran ventanal. Soy
consciente de que vivo de alquiler en una casa grande y vieja, de esas con
encanto. Me levanto. Me vuelvo a tumbar y la cama se hunde literalmente. Salgo
gritando como una furia del cuarto: << ¿Quién me ha cambiado la cama?
>> Sé que alguien me ha dado el cambiazo porque mi cama es fantástica y
todos la quieren. Me encuentro de morros con aquel tío con el que compartí mi
primer piso de alquiler (hace nada menos que 10 años, un tío al que termine
odiando y con el que sólo conviví unos 10 meses). Mientras le grito a 5 centímetros de la
cara, porque estoy segura que ha sido él, aparece el actor Jorge García (que lo
vi el otro día en un capítulo de Once
upon a time, es ese que hacía de Hurley en Lost), e intenta poner paz.
Mientras me aleja del ‘ladrón’ de mi cama, me doy cuenta que otra compañera de
piso tiene la puerta de su habitación abierta y ha puesto una mesa como esas
que hay en los pasillos de los centros comerciales en las que hacen la
manicura. Al mismo tiempo aparece otro tío, le grito en pleno ataque que quién
es y qué hace en mi casa. Se declara el novio ‘okupa’ de la recién descubierta
esteticista. Me vuelvo a girar y veo que otro de mis compañeros de piso ha
montado una farmacia en su cuarto, despacha medicamentos con una bata blanca y
todo. Poco después me encuentro en la habitación de Hurley, y me doy cuenta de
que estoy enamorada de él porque es muy comprensivo con mis ataques de ira.
Intento besarle, pero su tripa se interpone entre nosotros”.
¿Serán estas las consecuencias tardías del
fanatismo que me produjo en su época Hostal
Royal Manzanares? ¿Estoy enamorada de Hurley o del gigante Antón (papel en Once upon a time)? ¿Quiero hacerme la
manicura y ponerme unas uñacas de esas de silicona de colores y no soy
consciente de ello? ¿Habrá algún tipo de medicamento que me impida delirar de
esta manera cuando duermo?
OMG... creo que eso es ininterpretable. Jaja. ¡Afú!
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