Primero fue el móvil español, de un día para
otro se empezaron a oír ruidos muy desagradables cuando llamaba. “No pasa nada,
total casi ni lo uso”, pensé.
Después fue el móvil italiano. Dejando de lado
que es heredado de mi hermano y que no es la última tecnología ni de lejos, yo
estaba bien contentan con mi ladrillo a cero euros con what’s app porque me ha
facilitado la vida para comunicarme con el más allá y el más acá. Pero se
ve que el aparato no estaba muy de
acuerdo con la nueva aplicación y cada cierto tiempo se venga de mí con un
“error fatal” que me obliga a reconfigurarlo.
Más tarde le tocó el turno a mi querido
portátil, que me acompaña desde 2008, me costó cuatro calas y siempre ha sido un fiel compañero. Es verdad que la batería
dura algo así como 10 minutos y por eso está siempre enchufado, que se calienta
si no tengo cuidado cuando veo series in
streaming y que hay que esperar más de lo habitual para que se carguen los
programas cuando lo enciendo; pero estos son más bien “achaques de la edad” y
me parecen hasta entrañables. Desde hace un par de semanas el cargador ha
empezado a funcionar cuando le da la gana, y aunque he localizado el tramo de
cable problemático, todavía no sé cual es la posición ideal para que haga
contacto. Ahora cada vez que lo enciendo me tiro un buen rato probando todo
tipo de “posturas”: cable todo estirado, cable enrollado, cable presionado,
cable por debajo del ordenador, cable por encima del ordenador, cable alrededor
de un elefante que está a la pata coja en una silla de preescolar…
Como no debía ser suficiente, el móvil
italiano ha vuelto a la carga. Se ha dado cuenta que me he vuelto una experta
de su configuración, y viendo que me encanta jugar con el cargador del
ordenador, ha decidido hacer lo mismo. Así que, ahora para cargar el móvil tengo que presionar el cable en el
puerto usb del móvil un buen rato para que haga contacto. Por si no fuera poco,
cuando el teléfono se queda sin batería y se apaga no se vuelve encender hasta
que está totalmente cargado, y cada vez le cuesta más… Ayer, sin ir más lejos,
estuve todo el día sin teléfono porque ni se cargaba la batería ni se encendía.
El remate final ha sido hace media hora. No
funciona skype. Esto sí que es una
tragedia, y de las grandes. Hasta ahora todo lo que he intentado no ha
solucionado el problema, y sólo puedo pensar que la última vez que me pasó algo
así fue hace mil años con messenger,
y nunca volvió a funcionar.
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