25/11/14

Limpiar los cristales

A la hora del desayuno, ella miró por la ventana y comprobó con agrado que tenían nuevos vecinos en la casa de enfrente: una mujer estaba colgando una sábanas. "Vaya", pensó, "están sucias. Si la conociese, le enseñaría a lavarlas".
Días después, mientras desayunaba, volvió a ver a la nueva vecina tendiendo sábanas sucias. "Mira", le dijo a su marido, "si tuviese confianza con ella, le enseñaría a lavarlas".
La escena se repitió algunas veces más hasta que, un día, al mirar por la ventana, ella descubrió que las sábanas que colgaba su vecina estaban limpias. "Las sábanas están limpias", dijo a su marido, "igual la otra vecina le ha enseñado a lavarlas". "No", contestó éste, "esta mañana me he lavantado un poco más temprano y he limpiado los cristales".
Es muy fácil hablar de los demás, pero antes de hacerlo, recuerda limpiar bien tus ventanas.

Esta historia me la han contado y, por desgracia, no sé a quien pertenece.


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